viernes, 19 de julio de 2013

Cinco nubecitas negras con paticas...



Cinco nubecitas negras con paticas….

“ Si recogéis un perro que anda muerto de hambre y lo salváis de una larga agonía, nunca os morderá. Esa es la diferencia más notable entre un perro y un hombre.

"Es vergozoso para nuestra especie que siendo el perro el mejor amigo del hombre, sea el hombre el peor amigo del perro (Eduard Lamazón). Aun se percibe la dignidad de este noble can que languidece sin alimento y expuesto al sol y al agua cerca del Parque Arango." Si los perros no van al cielo. cuando muera, quiero ir donde ellos van dijo Will Rogers. Qué estamos haciendo para ofrecerle dignidad y un trato digno a estos nobles seres que ae extinguen en medio de una larga agonía, sin mostrar agresividad y resignados a su suerte? Estos interrogantes fueron respondidos cruelmente, pues al día diguiente de subir el artículo al blog, este noble perro, fue sacrificado.


La frase de Mark Twain refleja claramente el carácter del noble animal. Sin embargo, nadie ha sufrido más la ingratitud de los humanos que el mísero can y de este baldón no se libra ninguna cultura: durante la segunda guerra mundial, cuando los alemanes invadieron las estepas soviéticas, los comandantes de los ejércitos rusos idearon una siniestro plan para diezmar las filas del invasor: ordenaron recoger todas los perros de sus aldeas; ni el llanto de los niños ni la débil resistencia de las familiassirvió para evitar que sus mascotas fueran arrancadas de su seno y confinados en un verdadero campo de concentración. Allí, bajo lóbregas circunstancias, fueron privados del alimento durante ocho o más días y cuando  estaban a punto morir de inanición, los rusos dejaban la salvadora comida debajo de sus tanques de guerra y permitían que los famélicos canes la encontraran. El proceso se repetía durante meses y cuando  los nobles animales ya habían asociado tanques y alimento, aplicando la teoría de los reflejos condicionados de Pavlov, los maquiavélicos rusos los dejaban por largo tiempo en completa vigilia y procedían a amarrar en sus cuerpos  letales bombas; luego los liberaban.“Los mejores  amigos del hombre” salían desesperados en pos de la salvadora pitanza en dirección, gracias al adoctrinamiento, de los tanques alemanes y mientras buscaban con desespero el alimento bajo la blindada y artillada máquina de muerte, accionaban el mecanismo para hacer explotar las bombas y los perros perecían con los invasores. El fin justifica los medios, dirán algunos y en la guerra y el amor todo se vale, pero si el hombre es el único animal que tortura a sus semejantes, nada positivo podemos esperar de su relación con las otras especies de la naturaleza.

"El perro es un caballero. Espero llegar a su paraíso y no al del hombre" Mark Twain. Todos los nobles canes abandonados tienen su estrategia para sobrevivir, por ejemplo este pizpireto ejemplar recorre incesantaemente las panadeias de la ciudad y huzmea costantemente el suelo en busca de una partícula de alimento, como cualquier paloma o pájaro

Los filipinos, para convertir el perro en un bouquet, los  cuelgan de las extremidades y los golpean cruelmente antes de desollarlos con sevicia; según ellos, la tortura y el miedo, “dulcifica” su carne y la convierte en un apetecido manjar para los “exquisitos” paladares asiáticos.

"Crees que los perros no irán al cielo? Te digo. que ellos estarán allí mucho antes que cualquiera de mosotros" Stevenson.  El hormo abandonado se convirtió en un útero de barro donde la camada encontró abrigo.

Estas disquisiciones afloraron a mi mente, el domingo, cuando en la vereda de Guacas vi una imagen que me llamó la atención y al indagar un poco más sobre la misma, conocí una linda historia que nos deja muchas lecciones y nos da una luz de esperanza: Por el sector deambulaba una perra abandonada, preñada y a punto de dar a luz; aunque algunos de los moradores intentaron adaptar un sitio para el alumbramiento, no llegaron a ningún acuerdo y el entusiasmo inicial para ofrecer un lecho a la camada languideció, quedando la parturienta canina abandonada a su suerte, A la mañana siguiente, los habitantes vieron con asombro una imagen sublime:  desde el interior de un horno que nunca cumplió su función salían con paso vacilante, empleando el lenguaje de un niño, “ cinco nubecitas negras con paticas y un copo de nieve”, la madre, demostrando que la naturaleza “no respeta pinta”, había elegido el referido útero de barro para traer a su prole al mundo y el milagro de la vida se repetía e iluminaba el inútil claustro.

"La grandeza se una nación y su progreso moral. puede ser juzgado por la forma en que sus animales son tratados" James Thorber. Las cinco nubecitas negras con paticas y el copit de nieve esperan su adopción . así que los invito a Guacas, pasee por la vereda y si puede brindarfle amor y una familia a uno de estos cachorros estará contribuyendo al progreso moral de la ciudad di le creemos a Thurber- 

El cuadro agitó el corazón de los testigos y en especial a los agentes de policía de la subestación, quienes se convirtieron en padrinos de la camada y asumieron su manutención. Hoy, los sensibles agentes buscan adoptantes, para los seis tristes parias; si usted amigo oyente, ama las manifestaciones de la naturaleza yadmira la vida que se abre paso en medio de la adversidad y puede ofrecerle una familia a uno de estas “nubecitas negras con paticas” vaya a la vereda y acoja uno de ellos. Tendrá la garantía que nunca lo morderá, como dijo Mark Twain.
"Llegará un día en que los hombres como yo, verán el asesinato de un animal como ven hoy el del hombre" Leonardo Da Vinci. El agente Ruiz, quien con sus compañeros del puesto de policía de Guacas apadrinaron a la camada, observa con dos visitantes , la tierna escena. 


En nuestra ciudad no los desollamos para comerlos, ni les ponemos bombas; pero dejamos que se consuman de hambre, amortajándolos con el peor de los sudarios. La ingratitud. Es hora que las autoridades y la comunidad asuman una actitud de condescendencia hacia el perro, que es la materialización de la naturaleza en su forma más noble.

Esculturas en barranquismo en la vereda de Guacas representando el Camino Real del Privilegio, por donde pasaron los arrieros llevando a lomo de mula La Civilización Cafetara.
 
"Si creyera en la inmortalidad, creería que ciertos perros que conozco irán al cielo. Y muy, muy pocas personas . James Thurber. Esta mirada triste frecuenta la calle real : su drama y sufrimiento son invisibles a los ojos de los despreocupados transeuntes. 

miércoles, 17 de julio de 2013

El jeep, "el carro güevudo"






¿Cuántas personas, caben en un Jeep? Tantas, cuantas veces quepa el dedo gordo del pié. Esta frase rescatada del lenguaje popular, nos retrata fielmente el emblemático rol del Jeep Willys como medio de transporte del campesino por las accidentadas vías marginales de nuestros campos.

El jeep, conocido también como la “mulita mecánica”, mostró con lujo de detalles sus virtudes en la Segunda Guerra mundial, trasegando y sirviendo como vehículo de combate en las ardientes arenas del desierto del Sahara en el África con los ejércitos norteamericanos. Culminado el conflicto bélico, estos simples, pero prácticos vehículos se distribuyeron en algunos países como Filipinas, allí los decoran con vivos colores, y en Colombia, se aclimató en nuestra región convirtiéndose en algo tan auténtico y ligado a la cultura cafetera
como un geranio en una desconchada y abollada bacinilla.


 
Plaza de mercado Los Fundadores y los jeeps ancestrales.


El jeep ha desafiado el tiempo, los inaccesibles caminos por los cuales transita, los cojos programas de reposición del gobierno, los cuantiosos precios de los seguros, los impuestos y los controles de contaminación ambiental. Sus esforzados usuarios, campesinos curtidos por el sol y fortalecidos por las duras faenas del agro, tienen sus propios códigos y se rigen por leyes no escritas, pero de obligatorio acatamiento, como se infiere de la vivencia que a continuación narraremos, experimentada en un viaje a una vereda; el recorrido se convierte en una verdadera odisea y se replica en Armenia, Pereira, Finlandia, en fin en todos los municipios cafeteros del país.

Las hermosas casas de orígen antioqueño se erígen desafiando el paso del tiempo. a la vera de la carretera que recorre el carro guevudo. 

Muy temprano, una mañana dominical me desplazo a nuestra típica galería donde el ritmo de un día de mercado ya comienza a manifestarse con el barullo característico de ese crisol que funde el alma de los pueblos. Como “al que madruga, Dios le ayuda” ocupo con satisfacción un lugar en el puesto de adelante del carro de turno y con la halagadora perspectiva de salir pronto, de acuerdo con lo expresado con seguridad por el conductor; sin embargo, el tiempo pasa inexorablemente sin vislumbrarse indicio alguno de la partida. Mi
entusiasmo por tonificar el espíritu con los efluvios y el aire fresco del campo, comienza a decaer, gracias a las descargas sucesivas de la llamada “música de despecho”, molida sin pausa en un café cercano a la sede de la empresa transportadora, cuyo lema expresaba: “Comodidad, Seguridad y Rapidez”.

Comprendo que en esta particular jurisdicción del campesino, el afán no existe; por lo tanto, solo nos queda el recurso de armarnos de paciencia y esperar que el vehículo esté totalmente lleno; tengo el consuelo de estar relativamente cómodo y apoltronado, con el privilegio de hacer el viaje en compañía de la profesora de la vereda, quien ya tiene un derecho adquirido en el estratégico puesto al lado del conductor.

Antes de partir observo con misericordia y compasión el convoy de carne humano arracimado atrás y admiro la gran capacidad de adaptación de los parroquianos, pues todos han logrado encontrar un nicho entre la humanidad de sus compañeros de viaje y todavía quedaba espacio para una gran jaula de madera con 10 gallinas; sí, así como suena, diez aves de corto vuelo; es como llevar leña para el monte, pero no me tomo el trabajo de buscarle explicación a
este despropósito, porque en el país del realismo mágico, todo es posible.

 
La mulita mecánica en toda su magnitud.


Llega el ansiado momento de arrancar y mientras el Jeep inicia cansino el carreteo, se insinúa a poca distancia una apurada pasajera y contra toda lógica, el conductor se detiene a esperarla; después de un corto y expresivo silencio, siento las miradas de los pasajeros clavadas como alfileres sobre mi espinazo y con resignación me toca aceptar otra de las leyes no escritas del campo y sacrificando la comodidad por la “cortesía”, abandono mi plácida posición y
como puedo, busco un lugar en la parte de atrás del vehículo, aferrándome a la varilla posterior, apenas en momento justo de arrancar el vehículo. Parado sólo sobre el dedo gordo del pie derecho, mientras el pie izquierdo queda irreverentemente bamboleándose sin punto de apoyo, y recordando las técnicas de crecimiento personal para dulcificar los malos momentos, pienso que por lo menos y como garantía de seguridad estoy firmemente adherido a la barra con las dos manos; pero cuando retiro una de ellas para limpiar una gota
de sudor producido por el ajetreo, ya el lugar ha sido ocupado por otra mano.

El cerro El Volador en Colmenas. Ruta del emblemático Jeep-


Como lo malo es susceptible de empeorar, a mitad del camino el jeep realiza un brusco giro: el intempestivo movimiento libera a las gallinas de su encierro y las alborotadas aves se escapan y se esparcen por los cuatro puntos cardinales; el incidente además revienta la correa del ventilador y el Jeep queda varado.
Mientras refunfuño y protesto en silencio, el conductor repara el daño empleando la elástica media pantalón de la maestra y los demás ocupantes, siguiendo las pautas de ese código natural de solidaridad que siempre los ha guiado, salen en busca de las alebrestadas gumarras.

 
Todo un símbolo culturaL

Los repuestos de un Jeep se adquieren en cualquier droguería, dicen los vecinos, significando la variedad de recursos del conductor para salir del mal paso y la versatilidad del carro; en este caso, la delicada prenda semi- íntima logró que el Jeep siguiera su marcha y llegara a su destino. Los rudos campesinos no sintieron los rigores del viaje; al final de la jornada, sólo habían dos personas desconcertadas: yo que encalambrado no sentía ninguna de mis extremidades y el dueño de las gallinas, pues en vez de diez, había recibido veinte, pues los diligentes, pero desprevenidos campesinos en la persecución habían echado mano a todo ser bípedo emplumado que encontraron en el campo.

 
El jeep. la arquitectura regional en bahareque y el café , Patrimonio de la Humanidad.


El regreso fue otra odisea: al bajar precipitadamente por una inclinada carretera, fallaron los frenos y hubo necesidad de emplear los “frenos de barranco”, recostando “sutilmente” el Jeep en el terraplén lindante con la vía en una maniobra que evidenció la destreza del conductor y la aptitud de la “mulita mecánica” para desafiar las breñas de nuestras vertientes andinas.
Al fondo, Santa Rita, el paisaje que embriagó a Fermín López. el fundador que eligió esta vereda para "ser dueño de su propio destino"