No con poca frecuencia, los
colombianos tenemos el síndrome del Quijote: nos volvemos cuerdos antes de
morirnos, cuando ya se ha cruzado el Rubicón y pocas opciones quedan de
enderezar la marcha. El referido síndrome lo vivimos con la cultura cafetera:
cuando después de malgastar bonanzas, aceptar sumisamente las imposiciones de
los dómines del comercio internacional
ordenando la destrucción del sombrío con el fin perverso de intoxicarnos
con sobredosis de venenos y pesticidas, desencadenando la destrucción de
valiosos nichos ecológicos y el hábitat de hermosas especies de roedores,
marsupiales, insectos y otros exponentes de la alucinante fauna tropical. Se
extinguió el café con trinos de pájaros y con él se arrasó
una cultura que veía en su
pensamiento mágico, poblado de patasolas, fantasmas, madremontes otros endriagos su propia cosmogonía, los
tiempos de siembra en el conocimiento ancestral de los ciclos de la luna y en
el huerto casero las recetas mágicas para superar los quebrantos de salud, sin
los nocivos efectos secundarios de las costosas drogas de las multinacionales a
quienes se les hipotecó la Soberanía Nacional.
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Casa en Guaimaral |
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Viviendas en el corregimiento del Español que deben preservarse. |
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Corregimiento del Español |
Se creyó que la declaratoria por
parte de la UNESCO del paisaje cafetero, como Patrimonio de la Humanidad, nos
iba a devolver la cordura de reconocer y reivindicar los agonizantes atributos
de nuestra cultura, pero en sintonía con la realidad virtual que nos
caracteriza sólo retórica, ríos de tinta, discursos vacíos y demagógicos
reemplazan las acciones llamadas a recuperar la cultura inherente al maná
vegetal. Los efectos de la declaratoria no llegó a la zona rural donde las
precarias condiciones no auspiciaron el relevo generacional y el tema es griego
o mandarín para los campesinos ; todos los días las casas de bahareque,
nuestras pagodas, diseñadas para armonizar con las laderas y montañas, fiel expresión de un lenguaje arquitectónico
vernáculo, son reemplazadas por cajas de
cemento, consideradas por los nuevos propietarios rurales como chalets símbolos
de “modernidad” que lucen en el campo como una silla de montar a una vaca.
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San Juan La Capilla. |
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Potreros |
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La Florida |
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El Español |
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Colmenas |
El
tiempo transcurrido desde la alentadora manifestación de la ONU, nos induce a
pensar que los dineros esperados no van a venir o al menos en la cantidad
esperada, por eso, las administraciones locales deben asumir un plan de acción que rescate el patrimonio
cultural y ambiental de la casi vandálica iniciativa privada sin intervención
estatal, estableciendo, entre otras
estrategias, inventarios precisos del estado de las viviendas, predios con
relictos boscosos nativos refugios de nuestra acorralada fauna, propiciando cadenas
productivas y la recuperación de la memoria histórica para implementar planes
de mejoramiento de vivienda respetando la esencia de las técnicas constructivas
raizales, ofrecer estímulos tributarios que la ley permite, para quienes
conserven zonas boscosas y promuevan corredores biológicos y cercas vivas
y sensibilizar al campesino del valioso
papel que cumple y ha cumplido en nuestra comunidad.
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Camino Potreros Santana |
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El Lembo. |
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La Capilla |
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Tarapacá |
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Plaza de Bolívar |
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Calle Real |
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Santa Bárbara. |
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La Gorgonia |
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Santa Rita |
Si no asumimos un cambio de
actitud, nos pasará como al Coronel de
García Márquez, esperando una dádiva oficial que nunca llegó, quedando con el título y sin el paisaje.
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Con el título y sin el paisaje? |