Las minas del Chaquiro en Santa Rosa de Cabal, Risaralda, Colombia, fueron explotadas desde principios del siglo XX. Los profundos socabones que hieren la montaña y se ramifican por todas direcciones registran su antiguedad; en 1919, se abre un proceso policial, cuando son sorprendidas algunas personas laborando subrepticiamente por la noche en la mina; una de ellas fue capturada y las demás escaparon por un orificio que a manera de respiradero había en la parte superior del túnel. El proceso se cerró cuando el infractor falleció en le hospital local.
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Las Minas del Chaquiro y su bosque de niebla. |
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El Chaquiro y Rincón Santo. |
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Hermosas imágenes del bosque, en terrenos inclinados los árboles desarrollan raíces aéreas para anclarse al suelo. |
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La magia de ese mundo oculto, nuestro bosque de niebla, en peligro de desaparecer si no lo conocemos, protegemos y luchamos por hacer cumplir las normas que instan a su preservación. |
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Musgos, líquenes , valiosos reguladores del clima e invaluables especies para contrarrestar el letal calentamiento global. |
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El equipo de demolición de la naturaleza encarnado por hongos, bacterias y microorganismos que descomponen los árboles que han cumplido su ciclo de vida, llenado de nutrientes el suelo y convirtiéndolo en una feraz matriz que reinventa el bosque con las semillas esparcidas por murciélagos, dantas, roedores, aves, el viento y otras especies. |
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"Nada se destruye, todo se transforma." |
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El húmedo, histórico y legendario socavón. |
Su historia y la belleza natural que enmarca su entorno las hacen ideales para implementar el turismo de aventura y de naturaleza, pues el bosque de niebla se manifiesta desde la salida en San Ramón con todas sus maravillosas imágenes. El camino debe cruzar varias veces el río San Eugenio por la carencia de puentes y a medida que se asciende se observa la dinámica de nuestros bosques nativos, frecuentemente cubiertos de neblina, matizados por bromelias, quiches y orquídeas. "Cada árbol es un jardín botánico con decenas de especies asociadas, todas dedicadas a la labor de cosechar las diminutas gotas de agua que forman la neblina. Esta agua que escurre por hojas, ramas y troncos contribuye a incrementar el caudal de los ríos y quebradas que nacen en los páramos". Los sentidos estimulados por el aire puro de la montaña captan el bálsamo que embriaga el espíritu y las formas, colores y sonidos de un mundo oculto para quienes viven en los sulfuroso y tóxico smog de las capitales. En este paradisíaco entorno la naturaleza o la divinidad le asignó una tarea a cada especie animal o planta: el viento esparce las semillas para reinventar el bosque, muchas de ellas medran en los tallos de los grandes árboles como las bromelias que así se empinan para alcanzar los vivificantes rayos del sol; los insectos y las aves obrando como agentes polinizadores se convierten en sembradores alados dejando una estela de vida a medida que cumplen su periplo entre orquídeas y sutiles flores; roedores, marsupiales y murciélagos dispersan a su vez las semillas de los frutos que les sirven de alimento, mientras el equipo de demolición de la naturaleza, encarnado por hongos, microorganismos y bacterias, descomponen los añejos troncos vencidos por el tiempo, hojas y todo aquella materia orgánica cuyo ciclo se ha cumplido, conviertiéndolos en nutrientes enriqueciendo el suelo convirtiéndolo en una feraz matriz que fecunda y convierte en alucinante flora la simiente esparcida por los vientos y los demás habitantes de este mundo oculto e ignorado por el hombre moderno, que sólo piensa en lucro y ha convertido en mercancía los bosques que los españoles confundieron con el paraíso terrenal cuando se "toparon" por accidente con nuestro continente.
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Saliendo del socavón con el material. |
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El vagón con el material iba hacia un planchón" desde el cual se despachaba por una malaquita (cables) el barril con los escombros hasta una especie de canal que los dejaba a disposición de los molinos. |
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Molinos que trituraban el material. |
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Imagen que nos permite visualizar el proceso que se realizaba en las minas . |
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La magia que hechiza y enloquece al mundo. |
Las minas. la mina se encuentra en la ladera de la empinada montaña cerca , muy cerca de la entrada cae una cascada que se desprende de una imponente pared vertical: el sector es escabroso y a principios del siglo XX, dos extranjeros se perdieron en sus intrincados bosques y recovecos; uno de ellos se precipitó por un abismo pereciendo en el acto; su cuerpo fue luego rescatado por una comisión encabezada por el alcalde Blas Arbeláez. Su historia la cuento en el presente blog, con el título de "Sangre en las minas del Chaquiro."
La mina está excavada en peña viva y `para ello se empleó la dinamita y el compresor. Estaba compuesta por un molino con varios pisones que trituraban el material; de la colina salía una tubería cuyo diámetro se iba reduciendo para aumentar su fuerza y así activar una rueda pélton que movía el molino integrado por cinco pisones, cada uno accionaba sendos y pesados dados con la fuerza necesaria para atomizar el material extraído del vientre de la montaña. Dos rieles, a veces hechos con las finas maderas del bosque como el encenillo, hoy casi extinto, encausaba el vagón cargado de roca hasta un planchón. Desde allí, dos cables, uno iba y el otro regresaba, trasportaban sendas malaquitas, consistente en barriles; el que bajaba con el material se desplazaba hasta verter su contenido, después de accionarse una palanca que abría el recipiente, en un canal que como un tabogán dejaba el material a disposición de los pisones donde eran triturados. Después, quedaba una especie de ripio, una parte de éste insinuaba el oro y era depositada en una mesa inclinada y después de someterlo con manguera a la acción del agua, el oro quedaba en la parte superior del inclinado recipiente. La parte del material sobrante y que no insinuaba partículas del áureo metal era depositado en cuatro barriles y mezclada con mercurio, azogue, un vegetal llamado chilca y agua. Cada tonel giraba durante 24 horas. El proceso final se cumplía al depositar los referidos componentes en un recipiente y una vez sometido a la acción del fuego, el oro iba saliendo en terroncitos, refulgente. El procedimiento era como se ve complejo, una especie de alquimia empírica tortuosa y dispendiosa para extraerle a la montaña pequeñas partículas del áureo metal.
En el interior del socabón, los mineros coqueteaban con la muerte, pues eran comunes los desprendimientos de rocas debido a las numerosas filtraciones de agua generando peligrosos derrumbes; por eso, las finas maderas del bosque, reforzaban el túnel soportando la presión de la montaña en las casi dos cuadras de profundidad y sus múltiples derivaciones que seguían las direcciones de las ansiadas vetas. Se extraía oro y plata y de acuerdo con la narración de uno de los mineros " cuando se perfilaban fibras o hilos blancos y delgados se tomaba un cateador por donde iba pintando la veta DIENTE DE PERRO , ésta se abría o se perdía ...
Se dice que nadie es ateo en el aire o en el mar; los lobos de los océanos expresaban "si vas a entrar al mar, aprende a orar"; los osados mineros también tenían la fe como conjuro para sortear los avatares de su temeraria misión: los socavones tenían nombres : el Cristo, denominado así por una piedrecilla en forma de cruz, propia de este sector de la mina; San Antonio , etc. Tal vez, esta conexión espiritual con el objeto de su devoción, los salvó de quedar devorados por este "Moloch" de rocas, cuando en una ocasión una gigantesca piedra osciló más de lo acostumbrado permitiendo que la voz de alarma llegara a los obreros:¡no toquen esa piedra, salgan todos de la mina¡ y como un milagro, el alud, proyectó hacia afuera a quienes no habían salido todavía del húmedo túnel.
La fe mueve montañas.
Al regresar de este maravilloso recorrido por las minas del Chaquiro y su bosque de niebla, podemos decir como el ratoncito que por accidente cayó en el tonel con aguardiente y una vez logró salir ya copetón, después de chapalear por mucho tiempo intentando salir, gritó : ¡"ahora sí que me saquen el gato ¡
Vea en
youtube Jaime Fernández Botero los pormenores de la excursión a las minas y su bosque de niebla.
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Jaime Fernández Botero |
Brutal, g menero mucha intriga y ganas de conocer otra cara de St Rosa!, gracias!
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