miércoles, 24 de febrero de 2016

La Ciudad de los Cien Caballeros.

Alguna vez le preguntaron a un astronauta sobre las impresiones de su primer viaje espacial. Su respuesta expresó la visión de alguien a quien el destino y su valor le concedieron el privilegio de ver el mundo con la perspectiva  de un águila caudal: al principio- dijo - cuando la nave despegaba todos nos dirigimos emocionados a contemplar a nuestro país a través de la ventanilla, pero a medida que íbamos ascendiendo, ya el suelo patrio había desaparecido y sólo veíamos la tierra; las fronteras arcifinias o convencionales se habían borrado y los estados hacían parte de un todo, ligados y fusionados por una pincelada azul de agua que abrazaba a los continentes.

Cuando empezamos a estudiar la historia local pasa lo mismo: inicialmente, nuestra mente está encasillad y restringida a escrutar los hechos y acciones que fueron consolidando nuestra identidad a través de ese  pasado común de sueños, gestas y vivencias, cuando ampliamos nuestro horizonte descubrimos fuertes conexiones históricas en el pasado con otras comunidades que moldaron el alma de nuestra colectividad y cuyas raíces, aunque ocultas por el olvido, aún subyacen en la memoria colectiva sin que las  fronteras de hoy, consolidadas por la tendencia actual al aislamiento, las hayan borrado por completo.


La Vírgen del Camino. Vía al Madroño. Desde la fundación de Santa Rosa, en los pasos críticos y más abruptos, arrieros y transeúntes, dejaban en imágenes como ésta monedas para que las personas portadoras de espermas, tomaban las monedas y dejaban su equivalente en velas; las encendían y rezaban una oración, por la seguridad en el viaje de quien había hecho la ofrenda. Era una de las muchas manifestaciones de los lazos de solidaridad y de confianza heredadas del espíritu de la Colonización.


Cuando la Sociedad de Mejoras Públicas de Santa Rosa fue cordialmente invitada por la S.M.P. de Abejorral, tuvimos la oportunidad de corroborar los fuertes lazos afectivos e históricos de los dos pueblos. Santa Rosa tuvo su origen en la Colonización Antioqueña y como tal heredó las características esenciales de su cultura:  los primeros pobladores del entonces norte de la provincia de del Cauca recibieron  hasta sesenta fanegadas de tierra en la zona rural y un lote en lo que sería la cabecera de la  aldea. A través del trabajo personal subsidiario, la comunidad fue construyendo colectiva y gratuitamente el patrimonio público como la casa consistorial o alcaldía, la escuela, los caminos y los puentes y a través de peajes cancelados por los transeúntes al pasar el puente sobre el rio Otun, generaba las primeras rentas para atender el sueldo del preceptor de la escuela. En los albores de la fundación el alcalde no ganaba sueldo, y el esfuerzo cooperativo y solidario en la consolidación de la naciente comunidad generaba fuertes relaciones de confianza como la FIANZA PARA GUARDAR LA PAZ,: medio pueblo servía de fiador al resto de la población. Cuando dos vecinos "se mostraban los dientes" y estaban a punto de enfrentarse, el alcalde los citaba a la casa consistorial, cada uno de los envalentonados parroquianos debía acudir acompañado de un fiador; ambos fiadores adquirían el compromiso de evitar la a agresión  hacia alguno de los rivales, so pena de pagar una multa o trabajar a manera de sanción en las obras públicas. Además, la policía la formaban los  mismos ciudadanos, quienes se alternaban determinados días de la semana para cumplir con las labores de control público. El trabajo personal propiciaba también otros valores como el sentido de pertenencia y la solidaridad.

Las dos ciudades, como exponentes de la cultura antioqueña, se fundaron sobre relieves inclinados "con la implantación de retículas de damero, las calles se cruzan formando manzanas de cuatro lados con viviendas representativas de la arquitectura regional de bahareque y la plaza se constituye como centro geométrico y espacio articulador de toda la vida ciudadana", coincidiendo con las características señalados por los estudiosos de la cultura cafetera.

Muchos personas de Abejorral habitaron en Santa Rosa, entre ellos Félix Isaza, con sobrados méritos para ser uno de los Cien Caballeros, quien en su condición de Juez del Circuito  residía con su familia en Santa Rosa. En 1916, su hija Blanca Isaza, ya vislumbraba su excepcional  talento que la convertiría más tarde en una de las poetisas más importantes de Colombia; el río San Eugenio inspiró sus primeros versos y gracias a nuestro profesor e historiador don Enrique Valencia, podemos conocer el poema, punto de partida de la brillante gesta en el mundo de la letras de la  admirable niña.

EL RIO


Yo quiero mucho el río que cruza por la aldea
que canta  a todas horas, que ríe sin cesar
el río que se enciende bajo la luz febea 
y que se torna plata bajo la luz lunar

El río es un poeta sincero y atrevido,
sus cantos son sinceros, son cantos de cristal,
el río es un enfermo de agravios y de olvidos
que cuenta sus amores al cielo tropical.

Sobre el crujiente raso de su corriente pura
se copian los matices galanos del frondaje,
el besa siempre loco de amor y de ternura
las flores que le prestan el lujo de su encaje.

Río San Eugenio. (Foto Carlos Hoyos, Gráficas Real)



El vela cuando duermen las gentes lugareñas
y duerme perezoso las tardes del verano:
falsea con sus besos las atrevidas peñas
y piérdese a lo lejos entre el verdor del llano.

El hace de locuras y de placer derroche 
cuando en sus linfas juegan las campesinas bellas,
se siente más ufano que en la serena noche
cuando es jardín de nácar con floración de estrellas.

En el invierno triste, con furia de salvaje 
desciende borrascoso del alta cordillera 
salpica con espumas la calma del boscaje 
y ruge desbordado salvando la ribera.

Yo quiero mucho el río que cruza por la aldea,
que canta a todas horas, que ríe sin cesar ,
el río que se encendía bajo la luz febea
y que se torna plata bajo la luz solar.  

 Pero la permanencia de la  ilustre familia en la ciudad iba a ser ensombrecida por un incidente aparentemente trivial, pero que desató una reacción muy superior al estímulo:
 Pedro Eduardo Botero era un arriero temperamental, explosivo y rebelde. La rudeza propia de quien unía lejanías desafiando monolíticas montañas y profundos tragadales, no era obstáculo para que aflorara en él el interés por las letras y la literatura: hacía versos y dirigía un periódico denominado "El Cóndor", donde, no siempre respetando los cánones estéticos propios de la literatura, exteriorizaba su espíritu contestatario fustigando a los alcaldes y el notablato parroquial,  convirtiendo el medio de comunicación un instrumento para exacerbar la conciencia de clase. Pero "El Cóndor", gracias al obstinado carácter de Botero, volaba muy alto y llegaba muy lejos, pues antes de emprender con su recua una de las largas correrías de entonces, empacaba en el "hatillo", la mula donde se cargaba la mercancía más delicada, numerosos ejemplares del periódico para distribuirlos en las poblaciones por donde transitaba. Simultáneamente, adquiría los impresos de otras localidades,  hilvanando a través del referido intercambio, un interesante fluir de ideas y pensamientos. 


Blanca Isaza, era aún una niña y sin madurez suficiente para comprender las pasiones que irían a desatar unos versos cargados de ironía contra las veleidades poéticas de Pedro Eduardo Botero ; nuestro profesor e historiador Don Enrique Valencia , en su obra "Historia de Santa Rosa de Cabal" transcribió así las rimas causantes de la discordia:

Los bueyes, esos mansos animales  
te animaron a hacerte periodista,
inspiraron tis versos inmortales 
inscribieron tu nombre entre su lista.

Pobre Mutis. Un cóndor atrevido
audaz se eleva al sideral vacío ,
ya murió tu epopeya, ya vencido 
se aleja el colosal Rubén Darío.

Se agitan en su tumba silenciosa 
llenas de asombro, Píndaro y Homero 
porque llega su forma hasta su fosa
del inmortal, incomparable arriero .

Y...!ahí fué Troya.!

La furia del ofendido jayán se hizo sentir con la fuerza del parto de los montes; un arsenal de agravios e insultos a través del Cóndor estremecieron al juez, su familia y la sociedad de Santa Rosa; ni los procesos administrativos o judiciales pudieron detener las acres imprecaciones. La ciudad se convirtió en un tinglado cargado de tensión donde los ataques del Cóndor eran contestados en El Chapola", periódico editado por la élite para defender el honor de la familia Isaza. Un año antes de estallar la revolución rusa, en Santa Rosa se desataba un conflicto de clase, que culminó con Pedro Eduardo en la cárcel y precipitó además, la salida del doctor Félix Isaza y su familia para Manizales. "Lágrimas de sangre- decía en una de sus declaraciones, el ilustre juez- me ha costado este  incidente".


Ser o  no ser: he ahí el dilema.



Ser o no ser he ahí el dilema. Los pueblos que luchan por conservar su identidad y sus raíces culturales, deben tener un cuenta, una frase, casi un axioma: NADIE PROTEGE Y CONSERVA LO QUE NO CONOCE. La experiencia nos enseña que aquellas comunidades  indiferentes a la destrucción de su patrimonio arquitectónico, su biodiversidad  y su patrimonio intangible empezaron por desconocer y mirar con desprecio lo propio: las casas típicas se asociaron con pobreza, los mitos y leyendas se relegaron a la trastienda o "al cuarto de reblujos" catalogándolas como historias ingenuas y ridículas de campesinos sin formación . El camino a la modernidad debía construirse sobre las ruinas de los pilares que sustentaban los valores y expresiones de los antepasados.

Pero hoy, hay un cambio de paradigma. La ONU a través de la Unesco, reconociendo la excepcionalidad de la Civilización Cafetera, forjada en esencia por la Colonización Antioqueña, la declaró como Patrimonio de la Humanidad, con el objetivo fundamental de proteger y evitar la extinción de los atributos del Paisaje Cafetero y aunque aún no ha habido un proyecto serio para preservarlos, es un valioso punto de partida para que todos los pueblos unidos por la diáspora antioqueña, creadora de civilización, progreso y dinamismo económico comiencen a visibilizar y valorar sus expresiones culturales.

Templo de Pantanillo en Abejorral: fantasía en piedra.



Vivienda de Pantanillo en Abejorral: una herencia española reinterpretada con los materiales de la región.



Pantanillo: aún hay vestigios representativos de las técnicas constructivas de la Colonización Antioqueña.



Estará a tiempo el corregimiento de ser parte de la memoria histórica de los antioqueños y la cultura Paisa?



Omar del Río, Esperanza Patiño, Norberto Gómez, Presidente SMP de Santa Rosa, su esposa Beatriz Osorio, Lucero Bustamante y el doctor Héctor Fabio Valencia , posan teniendo como fondo uno de los balcones floridos de Pantanillo.


Autenticidad y belleza paisajística. Las nuevas realidades nos enseñan que cierto sector del turismo, nacional e internacional busca autenticidad y belleza natural; por eso, además del encanto de las ciudades lentas para quienes se mueven en el fragor, la insolidaridad y el nocivo smog de las grandes urbes, admiran su arquitectura regional de bahareque, en el caso de Abejorral, caracterizada por vivendas que aunque recibieron una herencia española, se reinventaron con los materiales del entorno como el barro, la paja, el cagajón y las maderas creando una técnica constructiva digna de admirar con aleros, para proteger el bahareque, grandes corredores con chambranas y adornados con una explosión de flores de múltiples colores, formas y aromas sembradas en una variopinta de macetas, de tarros de galletas, o recipientes de alambre o mimbre y hasta las viejas y desconchadas micas, una vez cumplían su misión, eran destinadas para albergar las margaritas, claveles y otras especies ornamentales; no en vano, se ha dicho que "somos más antioqueños, que un geranio en una bacinilla".

Casa de Abejorral. Técnica constructiva digna de admirar: aleros para proteger el bahareque sensible a la humedad, grandes corredores con chambranas , adornados con una explosión de flores con alucinantes colores, sembradas en macetas, tarros de galletas, recipientes en alambre y hasta en desconchadas micas, destinadas después de cumplir su misión, a albergar las margaritas, claveles y otras especies ornamentales. No en vano se ha dicho que "somos más antioqueños que un geranio en una bacinilla".


Aparte de la herencia española las viviendas tienen elementos de la arquitectura Romana o Griega, como las columnas e influencia Árabe en los calados y biombos debido a la invasión mora a la península ibérica. España fue invadida por los Romanos quienes a su vez habían adoptado elementos de la cultura Griega, país que habían conquistado.


Las casas eran grandes, con muchas habitaciones interiores conectadas en su mayoría por medio de puertas que les permitían a los padres acceder a los aposentos de sus numerosa prole.

Abejorral: retazos de tradición.

La Plaza de Abejorral se constituye como centro geométrico y espacio articulador de toda la vida ciudadana.



Elemento fundamental de la autenticidad lo constituye el patrimonio intangible constituido por las leyendas y los mitos, es decir el Pensamiento Mágico; todas las culturas del mundo valoran su pensamiento mágico y en muchos casos son componentes de sus nacionalidades: qué es, si no , el Señor de los Anillos, Harry Potter, las hadas gnomos y otros endriagos que tienen una gran importancia en países caracterizados por su alto contenido nacional. Nuestras historias no son inferiores a las citadas, sólo que nuestra pobre sentido de autoestima , ha apostatado de ellas; pero si hurgamos en su esencia descubriremos verdaderos  testimonios, como una fotografía, de la cosmogonía, valores, conjunto de creencias y hasta la malicia de nuestros pueblos en sus orígenes. Su valor sociológico es invaluable, como lo demostré en mi libro "historias y leyendas de Santa Rosa de Cabal .

Los símbolos de la comunidad por humilde que sean, constituyen un valor fundamental como aglutinantes sociales, no necesariamente deben ser monumentales como al Arco del Triunfo, La Torre Eiffel, ni el puente de Brooklin; sólo deben tener significado emocional para la población y además de proporcionar identidad, eventualmente jalonarían el turismo: En Bélgica, el Manneken Pis, es un ícono nacional promocionado como si midiera veinte metros, estuviera erigido en la plaza principal de Bruselas y  simbolizara la conmemoración de  un hecho trascendental en la historia del referido país; pero la realidad es muy diferente: mide un poco más de un metro, está en una calle estrecha y marginal y no representaba alguna gesta épica de Bélgica: solamente el hijo del Rey se perdió un día y lo encontraron allí orinando y en le lugar donde el delfín irrigó su jugo de riñón, levantaron la pequeña estatua del niño "haciendo pis"

Portada y veraneras

Dentro de los grandes errores de los pueblos está la de destruir o cambiar sus símbolos, dizque por ser "obsoletos o anacrónicos", "porque son feos" o debemos ingresar a la modernidad. Europa piensa de otra manera: en la segunda guerra mundial, cuando Hitler arrasaba sin piedad países enteros, basaba su terrorífica estrategia de menosprecio total por la vida humana, en destruir los símbolos de los pueblos, borrando con saña los monumentos con significado emocional para la comunidad invadida disminuiría su capacidad de lucha, de resiliencia y serían presa fácil del tirano. Pero en medio del dolor causado por el bárbaro teutón, los pueblos guardaban, antes de la invasión, los planos de los monumentos, plazas,, los diseños de sus estatuas y obeliscos y en general todo lo que en su momento identificaba a la población y mantenía en sintonía espiritual a las nuevas generaciones con aquellos que los antecedieron. Una vez el sátrapa era expulsado, afortunadamente las bayonetas no se hicieron para sentarse en ellas, volvían a reconstruir sus símbolos y monumentos, con las mismas características que tenían inicialmente: si eran "feos", los dejaban "feos" y aún si tenían errores arquitectónicos los volvían a erigir con las imperfecciones originales.



Los Chorritos. Balneario natural de Abejorral.


Grato almuerzo campestre ofrecido a los visitantes por  por parte de la SMP de Abejorral en los Chorritos.


La belleza paisajística es otra de los atributos valiosos de nuestra cultura: La biodiversidad atrae al visitante extranjero. Cuando los españoles llegaron a nuestras tierras creyeron encontrar el paraíso terrenal: "pájaros del tamaño de un dedo meñique"(colibrí), "bambús, del tamaño de la pata de un elefante" (la guadua), aves de múltiples colores, cuyos trinos desbordaban los estrechos límites del pentagrama, imágenes surrealistas de árboles que caminaban (árboles con raíces aéreas que van dando la sensación de avanzar sobre el suelo), arañas que se blindaban en el interior de una burbuja y se sumergían en el fondo de un calmado estanque, "brujas de los montes", que para reinventarse, expelían nauseabundos y putrefactos olores atrayendo multitud de insectos atrapándolos en su interior desplegando una sutil trampa imposible de vencer. Las etéreas y aladas criaturas en su afán por escapar quedaban impregnados del polen emanado de la planta, pero al amanecer, abría de nuevo su cáliz liberando a los exhaustos insectos que ya en libertad iban polinizando el bosque como sembradores alados con el germen de la bruja de los montes. Nuestro surrealista bosque nativo en extinción , también alberga marsupiales como la chucha, término por lo demás despectivo y catalogada como perjudicial, pero para los Aztecas era un animal sagrado, pues observaban que cuando era asediada y acorralada por el hombre y los depredadores, caía como fulminada por un rayo y en el acto empezaba a exhalar un hedor de cadáver descompuesto, imposible de tolerar, espantando a sus perseguidores, quienes desistían, por sustracción de materia, de la cacería; pero una vez sola, revivía y se marchaba a ocupar el lugar bajo el sol que el hombre le negaba.El bosque nativo liberaba su biomasa (follaje y troncos) convirtiendo el suelo en una fértil matriz que fecundaba las semillas dispersadas por monos aulladores o perezosos, insectos , mariposas y hasta el mismo viento,, propiciando el fluir cíclico natural, del eterno retorno, mientras el equipo de demolición de la naturaleza encarnado por bacterias , microorganismos y hormigas atomizaban los añejos troncos vencidos por el tiempo enriqueciendo adicionalmente el feraz útero de la Pacha Mama.

Una vez llegó la rubiácea como un maná vegetal a nuestra región, los cafetales convivían con los remanentes del bosque nativo a manera de sombrío y aunque en menor escala seguía ocurriendo la misma dinámica de los bosques nativos: el sombrío a la vez  servía de nicho ecológico para la flora y la fauna y además fungía como control biológico para librar al café de las múltiples plagas que lo azotaban, generando un producto orgánico libre de tóxicos y pesticidas; pero la pobre soberanía que el país he tenido a través de la historia, nos ha convertido en juguete de las potencias extranjeras y en la década del setenta, se tumba el sombrío del café  y desaparecen historias, mitos, el pensamiento mágico, la cultura de siembra de acuerdo con los ritmos de la luna y se destruye el hábitat mágico de alucinantes mariposas, insectos, marsupiales, roedores, primates, árboles frutales, maderables y cientos de especies como guamos y la cañofístula,( tenía para los piratas del caribe el mismo valor de sus tesoros porque combatía las enfermedades tropicales) , para dar paso a la comercialización de los venenos y fungicidas del extranjero y establecer una dependencia tecnológica y económica de las potencias. Hoy hay sectores que intentan restablecer la biodiversidad en ,los cafetales por que los exigentes consumidores de la bebida, exigen tomar CAFÉ CON SONIDO DE TRINOS DE PÁJAROS.

El bosque nativo que hay que proteger.


Hoy la globalización y los privilegios otorgados al capital golondrina o foráneo, amenaza con extinguir los vestigios de la historia como caminos y viviendas autóctonas y los últimos relictos boscosos, fábricas de agua y  hábitat de una flora y fauna alucinante y surrealista, cambiando el entorno por bosques plantados, "bosques silenciosos", "desiertos verdes", sin flores , ni vida, tal vez, si no se adquiere conciencia del problema y el `poder local no protege su patrimonio de decisiones emanadas del sector central por funcionarios ajenos a la región y sin arraigo alguno , no pasará mucho tiempo sin que los íconos naturales se transformen: el koala, reemplace al mono aullador como símbolo o la antena parabólica o paradiabólica releve a la palma de cera, como árbol nacional.

Antiguo cementerio de Abejorral: "Estamos atados a esta tierra, por el mecer de las cunas y la inmovilidad de los sepulcros"


Quise dejar expuesto algunos de los razonamientos que efectuamos en La Ciudad de los Cien Caballeros", Abejorral, en la grata reunión que tuvimos en la Fundación Arcos con la amable asistencia del señor alcalde de la ciudad, los honorables concejales , los integrantes de la Sociedad de Mejoras Públicas y la participación de la ciudadanía quienes con espíritu cívico acudieron para debatir la manera como el patrimonio cultural, arquitectónico y natural se logra preservar y en un futuro  no muy lejano la ciudad esté inmersa en el circuito turístico de ciudades que le brindan a propios y extraños, la calma de una ciudad apacible, la autenticidad y la belleza paisajística.

Es esta la oportunidad para decir que Abejorral tiene todos los atributos para ocupar un sitial privilegiado entre las ciudades representativas del paisaje cultural cafetero, reconocido por la ONU como Patrimonio de la Humanidad y agradecer a todas las personas que hicieron grata nuestra estadía en la Ciudad de los Cien Caballeros, ciudad que no conocíamos , pero cuyos fuertes lazos ancestrales nos hicieron sentir orgullosos de pertenecer a la gesta de la Colonización Antioqueña. Gracias a los amigos sinceros que nos extendieron su mano franca.