miércoles, 28 de mayo de 2014

Drama en las montañas del Chaquiro.






Cascada La Bonita en inmediaciones del Chaquiro, al  fondo la biodiversidad amenazada por plantaciones comerciales.

Corría el año de 1.921, el alcalde de la ciudad era don Blas Arbeláez, quien por su liderazgo y la autoridad que inspiraba se había granjeado el respeto de la comunidad. Desde los balcones de la Casa Consistorial, sede de la alcaldía y haciendo una pausa en su ardua labor administrativa, observaba el parque de Colón obra que constituía el punto de encuentro de los santarrosanos pues allí se celebraba el mercado público, las ferias de ganado, las retretas de la banda municipal y se congregaban las personas después de misa a escuchar la promulgación del bando, es decir la lectura en alta voz de los acuerdos del Concejo Municipal, las resoluciones de la alcaldía y otras leyes de obligatorio cumplimiento; así , con esta difusión, se presumía que la ley era conocida por todos y se podía aplicar sin reticencias en las sentencias judiciales y de policía la regla: “la ignorancia de la ley no exime de culpa”.
 
Santa Rosa de Cabal.

 El parque se había empezado a perfilar a partir de 1.913, cuando el municipio compró por $1.300ºº, una pila instalada con grandes regocijos en Manizales en 1.886; en torno a ella, se fueron sembrando gradualmente alguno árboles entre ellos un yarumo, árbol emblemático que como otras especies nativas han sido arrasados en nuestros campos y cambiados impunemente por otras plantas expulsoras de  aves y pequeños mamíferos, condenándolos a la extinción.

Don Blas, desde su privilegiada atalaya intuía la prosperidad del municipio; el horizonte económicoiría a mejorar, pues la primera guerra mundial había suspendido las exportaciones de café y su precio se había desplomado; como el conflicto había terminado, el grano empezaba a valorizarse en el exterior y  Estados Unidos había impuesto la “ley seca”;ésta norma prohibía el consumo de licor dentro de su territorio, circunstancia que indudablemente y para fortuna del país, aumentaría la demanda de café entre los americanos. Además se esperaba con expectativa a partir del próximo año, la cancelación de los 25 millones de dólares  producto depor la indemnización de los yankis por el  robo de Panamá.

De pronto....un inusitado barullo proveniente de la plaza, lo sacó de su abstracción.

De pronto, un inusitado barullo proveniente de la plaza lo sacó de su abstracción. Observó con atención indagando la causa del alboroto que había alterado la calma parroquial y vio a un grupo de personas reunidas en torno a un extraño individuo; el corrillo aumentaba rápidamente cuando decidido a investigar el alcalde bajó precipitadamente las escalas de la Casa Consistorial. Abriéndose paso entre los curiosos, vio que el centro de atención era un exótico personaje; su desordenada barba, su manchada indumentaria, en la que resaltaban sus altas botas de caballería y su escuálido semblante revelaban hondo sufrimiento. Hablaba un idioma desconocido, mostraba insistentemente las montañas del Chaquiro  y su consternación  e impotencia aumentaba cuando sus gestos y señas eran también indescifrables para los santarrosanos, quienes lo observaban con asombro, como mirando a un  raro pajarraco.

 
El bosque nativo de la región.


El bosque nativo del sector del Chaquirose va viendo acorralado por otras especies.

Las sombras de la noche caían, desde la iglesia, las campanas anunciaban las 6 de la tarde y el inexorable reloj biológico de los santarrosanos hizo su despótico llamado; los curiosos se desentendieron del extraño y se retiraron a sus casas a comer.

El personaje vino inesperadamente y de la misma forma se fue. Tal como ocurría en la ciudad con sucesos que alteraban la cotidianidad, el hecho dio que hablar durante unos quince días, después se olvidó.

Pero la fantasmal aparición cobró de nuevo vigencia, y empezó a tener sentido, cuando el 9 de agosto de 1.921, el periódico El Espectador reproducía una carta publicada por el Diario El Renacimiento de Manizales dirigida por la cancillería Alemana al Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia, dando cuenta de la muerte misteriosa de un extranjero en las montañas de Caldas, cuya nacionalidad se presumía alemana y  respondía al nombre de Henry o Domonsey.

El 26 de agosto, el caso tuvo nuevos elementos de juicio, cuando la gobernación  de Caldas le escribe al alcalde, Blas Arbeláez la siguiente orden de captura expedida a todas las alcaldías del departamento:

“Manizales, 26 de agosto de 1.921. Proceda a capturar y remitir inmediatamente al alcalde de Santa Rosa, al extranjero William Hans, nacionalidad americana, alto, blanco, medio rubio, bien musculado, usa bigote rasurado, no habla castellano, usa botas de caballería, saco negro de paño, camisa y pantalón kaki , sindicado horrible asesinato. Por el gobernador, Tulio Suárez.”


Desde el interior de la mina se extrae el material que luego mediante el malacate se traslada a los molinos para ser triturado.


El material era conducido a través de un cable (malaquita) hacia la enramada del fondo donde se encontraban los pisones para ser triturados .

El molino atomiza el material.

El mensaje de la gobernación era la pieza faltante para armar el rompecabezas. Se creyó con fundamento que el extraño personaje, aparecido días antes en la ciudad, era el extranjero cuya captura se solicitaba por parte de la gobernación;tal vez exploraba  con su compañero las montañas de Santa Rosa en busca de oro y presumiblemente había asesinado a su amigo, por motivos objeto de investigación. Eso explicaría su fugaz presencia en la ciudad.


Antes de iniciar una operación rastrillo para localizar el cuerpo del infortunado explorador, era preciso enviar un telegrama al alcalde de Ibagué, último domicilio temporal de los extranjeros antes de llegar a Santa Rosa, alertando a las autoridades para indagar sobre el sospechoso del crimen:

“Santa Rosa de C. 27 de agosto de 1.921. Señor alcalde de Ibagué. Sábado último perdiose míster HENRY, encontrábase  con compañero buscando minas montaña del “Chaquiro”, este distrito; presúmese, éste háyalo asesinado no ser aquel abandonado. Sírvase averiguar que Mr. llegó ésa. Blanco, bajito, musculado, No habla español. Avise. Blas Arbeláez”.

 
Casa de las minas del Chaquiro. La edificación es de bahareque en tabla parada y está rodeada por exuberante bosque nativo.
Era usual casi desde la fundación de la ciudad, cuando había festividades o se temían problemas o desórdenes, el alcalde tenía la potestad de nombrar por decreto un cuerpo de policía civil ad- honorem para preservar el orden público; Blas Arbeláez, siguiendo estas tradición, expidió un acto administrativo nombrando  policías a un grupo de ciudadanos, para recuperar en las abruptas montañas, el cuerpo del occiso. Como en las épocas del viejo oeste, la comisión montada en briosos caballos,  armada y al mando del alcalde, salió de la ciudad en medio de un nutrido grupo de ciudadanos que le hacían  calle de honor y los despedía con entusiasmo.El pueblo entero esperaba expectante, el resultado de la misión en los agrestes riscos del “chaquiro” y la quebrada “ la Bonita”, donde se presumía estuvieron los extranjeros buscando yacimientos de oro.

 
La legendaria Mina del Chaquiro.

Los expedicionarios hallaron el cuerpo del infortunado forastero; pero las circunstancias de modo y lugar les permitieron inferir la inexistencia de delito; el infortunado explorador no había muerto asesinado, pues sus pertenencias estaban intactas y yacía en el  fondo de un profundo abismo. Los indicios determinaban casi con certeza, la muerte por múltiples contusiones causados por un accidente al roda  por una rocosa pared vertical; su compañero, sin posibilidades de acceder al lugar donde estaban los restos mortales, anduvo extraviado por varios días en la densa manigua, logrando después de muchas penalidades llegar a Santa Rosa, donde se le vio como “una rara avis”.


 
Las Minas del Chaquiro, parece una imágen propia de la leyenda de Edorado.
La comitiva con los despojos de la víctima llegó a la ciudad, cuyos habitantes le hicieron recibimiento de héroes y se agolparon en torno de la casa Consistorial.Siguiendo los trámites legales, el alcalde, que de acuerdo a las normas era el funcionario instructor del caso, ordenó la autopsia respectiva; alguien insinuó efectuar la diligencia en el hospital, aunque aún estaba sin terminar; pero  había un problema,desde un principio, quienes administraron el dispensario, no permitieronla  atención en el establecimiento de salud a “las mujeres públicas” aquejadas de enfermedades venéreas de la zona de tolerancia, llamada en esa época “Rincón Santo”; tampoco las parturientas podían dar a luz allí y menos  emplear el hospital para hacer autopsias. Por consiguiente, el alcalde ofreció su despacho en el piso superior de la  Casa Consistorial para la diligencia, no sin antes prohibir  a los curiosos su presencia en la escena; conociendo a su gente, temía  propiciar, de ser laxo,un morboso espectáculo.

Batea empleada para el mazamorreo, método artesanal para obrtener oro.

 
Las minas del Chaquiro y el amenazado bosque nativo que la rodea debe ser preservada para el turismo y el derecho que tiene las nuevas generaciones a disfrutar nuestrra herencia ambientakl e histírica,
Pero, mientras el médico oficial despresaba el cuerpo del extranjero, expuesto sobre el pupitre del alcalde, un ciudadano logró llegar hasta donde se efectuaba el procedimiento, contrariando las perentorias órdenes del funcionario, quien presa de “ira e intenso dolor, motivado por grave e injusta provocación” arremetió contra el intruso, quién se resistió con fuerza; la Casa Consistorial tenía tres niveles interiores y estaban comunicados por grandes escalas de pétrea madera; los contendientes rodaron por las escalinatas hasta la primera planta, forcejeando como por un sinuoso e incómodo tobogán donde algunos gendarmes los separaron, no sin antes haber recibido el alcalde algunos golpes con su propio bastón de mando, lo que agravó la situación jurídica del indiscreto fisgón.

El episodio terminó con la exoneración del extranjero sobreviviente de la aventura en nuestras montañas, pues la autopsia  demostró su inocencia; la iniciación de un sumario por desobediencia, resistencia y agresión a la autoridad en contra del entrometido y curioso feligrés que “se fue a patiar” la necropsia y dejó un alcalde furibundo con el orgullo y amor propio magullados .









6 comentarios:

  1. Interesante historia, que muestra hechos desconocidos por la gran mayoría de lo s nacidos en la villa de Don Fermín

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  2. A un sigue a viendo oro en la mina?

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  3. A un sigue a viendo oro en la mina?

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